Un camino a la paz interior, desde la era del Meiji a fines del siglo XIX definida como la aurora de la cultura japonesa la ikebana se desarrolló poco a poco hasta llegar a nuestros días.
Un ambiente tranquilo de contemplación para todos los ojos, salas de práctica del mundo entero, incluyendo los que existen en el continente americano, se oyen comentarios muy parecidos, la ikebana anima a tener que prestar atención a cada uno de los detalles y a la vez tener la mente en la totalidad de los arreglos florales.
Es muy normal pasar buena parte de nuestro días en permanecer concentrados en un sala de ikebana, totalmente absortos donde todos los pensamientos desaparecen.
Sentir como disponer las flores es lo mismo que poder arreglarse para sí misma.via:creceroperecer.com
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