El pesimismo como actitud de vida provoca una salud física más frágil, más depresión y un rango de mortalidad mayor
Tener una actitud optimista no sólo permite disfrutar mejor de la vida, sino que también la alarga en el tiempo. Ésta es una de las conclusiones que ya se extrajo en la Reunión Anual de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, en el curso "Emociones y Bienestar".
La felicidad mejora la calidad de vida de las personas, protege su sistema inmune (que identifica y elimina las células patógenas y tumorales del organismo) contra enfermedades y ayuda a recuperarse de determinadas patologías. Además, ante manifestaciones de impaciencia, irritabilidad u hostilidad se eleva la tensión arterial, uno de los factores de riesgo cardiovascular. Incluso, para algunos autores, la relevancia de los aspectos psicológicos constituye un riesgo tan significativo como el hábito tabáquico, la hipercolesterolemia o la misma hipertensión.
La evidencia científica disponible sostiene estos argumentos sobre las emociones. En el ámbito oncológico, hay investigaciones que demuestran la relación entre las expectativas positivas de los pacientes con cáncer y los resultados clínicos que se obtienen. En situaciones de riesgo de cáncer hereditario, como el de colón, tanto el paciente como la familia manifiestan altas dosis de estrés. Por este motivo, en unidades de consejo genético, la tarea de los psicooncólogos es promover la actitud positiva ante la patología.
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