Perdonar nos libera de las ataduras que nos amargan el alma y enferman nuestro cuerpo; cuando perdonamos no significa que estemos de acuerdo con lo que pasó ni que lo aprobemos, tampoco se trata de quitarle importancia al lo que sucedió ni darle la razón a quien nos lastimó, solo significa dejar a un lado los pensamientos negativos que nos causaron dolor y enojo.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó nada más. Si no perdonamos nos atamos a nuestro agresor por el resentimiento, nos encadenamos sin saberlo. No poder perdonar es el veneno más destructivo que existe para el espíritu por que neutraliza nuestros recursos emocionales.
Perdonar es algo que debemos hacer a diario y muchas veces a quienes primero debemos perdonar es a nosotros mismos por todas las cosas que hacemos y no suceden como esperábamos.
La declaración de perdón es la llave para liberarnos.
¿Con qué personas estás resentido?
¿A quién no puedes perdonar?
¿Crees que tu no te equivocas y por eso no puedes perdonar los errores ajenos?
Perdona para que puedas ser perdonado y recuerda que con la vara que mides serás medido.
“Recuerda que con la vara que mides, serás medido…”
Perdonar es propio de almas grandes.
creceroperecer.com
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