• Evitar las variaciones del nivel de glucosa en sangre. Procurar comer alimentos ricos en hidratos de carbono complejos como pan, arroz, pasta, papas y legumbres, alimentos compuestos por moléculas de glucosa de enlaces fuertes (que son descompuestos por el cuerpo de manera lenta, lo que permite que la glucosa se libere paulatinamente).
• Comer menos pero con mayor frecuencia.
• Incluir diariamente al menos una ensalada y dos frutas frescas. Estos alimentos constituyen las principales fuentes de vitaminas, principalmente la C. La necesidad de ella aumenta en caso de estrés de cualquier tipo. Además, este nutriente estimula las defensas.
• Reducir e incluso eliminar de la dieta sustancias tóxicas y excitantes como las bebidas estimulantes, alcohólicas, cafeína o tabaco. Estos productos excitan pero no nutren, y aunque de momento pueden proporcionar cierta ayuda, su uso continúo produce desgaste nervioso, agotamiento y falta de adaptación al estrés.
• La acetilcolina es la principal sustancia química del cerebro para el pensamiento y la memoria. Es posible restaurarla en el cerebro al comer ciertos nutrientes, como la lecitina. Las comidas que más la incluyen son la yema de huevo, germen de trigo, poroto de soja, cacahuates y productos de trigo integral.
• Los alimentos altos en proteínas ayudan a formar los neurotransmisores llamados dopamina y norepinefrina, que proceden de los aminoácidos ubicados en el pescado, soya, aves y productos lácteos.
• La serotonina, sustancia química que activa el cerebro, se fabrica en el cuerpo a partir de alimentos que contienen el aminoácido llamado triptófano, que se puede encontrar en la leche, derivados lácteos, semillas de girasol, carnes rojas, plátano, lechuga, almendras, nueces, huevo y pescado; así como en la mayoría de las comidas azucaradas y los almidones. Por al razón podemos decir que estos buenos alimentos para el estrés.
• Las comidas altas en triptófano tienden a sedar el cerebro, mientras que las ricas en tirosina y fenilalanina lo estimulan. Los niños necesitan más tirosina y fenilalanina durante la mañana y al mediodía, cuando necesitan concentrarse y aprender. En cambio, necesitan más triptófano en la tarde, pare tranquilizarse y dormir.
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